2 de septiembre de 2008

Pequeña historia

La agitación de la noticia inundaba con ires y venires un pequeño apartamento de esos que habitaban hasta tres o cuatro familias situado en el barrio de Gorg de Badalona. Hacia treinta minutos habia llegado la noticia de que un grupo de muchachos que trabajaban en la linea de ferrocarril habian sido arrollados por el tren que unia las principales ciudades catalanas. El ensordecedor ruido del mar y quizá el extasis producido por el vino en una tarde calurosa no les habia permitido percatarse de su futuro asesino.
En el apartamento, consolaban a una viuda que perdia al hijo que sustentaba la mayor parte de los gastos familiares, en los que se incluia a ella misma y a sus otros dos varones apenas recien nacidos. Todo eran llantos y lagrimas que acostumbradas a las muertes tempraneras eran mas por temor al futuro que por pena en si.
Mas siempre hay sorpresas y no tardó en aparecer el supuesto difunto entre lagrimas, esperpentosy desmayos. Una hora antes lo habian trasladado inesperadamente, creo que a causa del fallecimiento de un trabajador de otro tramo que corria mas prisa de finalizar ante la proximidad de la visita del generalisimo.


Las casualidades derivan en sucesos que forman parte de nuestras vidas.

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